Se encuentra a 60 Km de Alfacar, es una comarca situada entre la CostaTropical y Sierra Nevada. Su orografía crea un paraje natural único, sus pueblos blancos escarpados en la montaña y su peculiar construcción hace de este lugar una visita imprescindible para el viajero.
Tres colores destacan en la Alpujarra: el verde de su paisaje, el azul del cielo y el mar al fondo, el blanco de sus pueblos y la nieve próxima. Pocas comarcas han sabido conservar la belleza y el misterio como la Alpujarra. Pocos pueblos han sabido conservar claramente intactas sus costumbres, tradiciones o formas de vida como lo han hecho sus gentes.
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Lo que más llama la atención de la Alpujarra es su peculiar estructura urbanística, especialmente en pueblos como Pampaneira, Bubión, Capileira o Trevélez. Son pueblos construidos escalonadamente, con calles angostas, empinadas y un dominante color blanco en sus casas, construidas con tejados planos. La Alpujarra se desparrama por el sur de Sierra Nevada. Su entorno físico, con Sierra Nevada como marco especial, ha sido declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco, Parque Natural y Parque Nacional, sobre todo por sus endemismos botánicos y su particular ecocultura. Al norte el Mulhacén le sirve de vigía y al frente el mar y las costas de África son su espejo. En un día claro desde la Alpujarra se pueden ver hasta las montañas Rif de Marruecos. Cincuenta kilómetros separan el punto más alto, el Mulhacén con sus 3.478 metros, de la franja litoral granadina. Entre ese espacio se asienta la Alpujarra.
La Alpujarra se sitúa en el espacio comprendido entre la vertiente meridional de Sierra Nevada y la Costa Mediterránea, entre la divisoria de aguas de la Sierra de Lújar y Gádor. Desde el punto vista estructural, la Alpujarra es un gran sinclinal de orientación Este-Oeste, que forma un gran valle longitudinal. De esta depresión de unos 100 km. de largo fluyen los ríos Guadalfeo, Andarax y Adra hacia el Sur. Es una abrupta región montañosa, de increíbles paisajes accidentados, salpicados de contrastes: como resultado de la secuencia climática y altitudinal se pueden contemplar desde los paisajes alpinos de Sierra Nevada hasta los de la Costa Subtropical. La originalidad climática ha dado lugar a que algunos autores distingan una Alpujarra Alta, -coincidente con la ladera meridional de Sierra Nevada, donde se dejaría sentir el clima frío de la alta montaña-, Alpujarra Media, -con clima más matizado como consecuencia del abrigo de la depresión longitudinal-, y Alpujarra Baja, -con las influencias del clima suave y húmedo de la costa y donde se dan incluso los cultivos tropicales-.
Pequeños pueblos blancos, con los balcones salpicados de flores, trepan por las pendientes aterrazadas e interrumpen el salvaje equilibrio de una naturaleza casi intacta. Cuando se pasea por sus senderos uno se encuentra con una gran diversidad de especies endémicas de flora y fauna. La Alpujarra es una de las comarcas andaluzas más singulares. La belleza de sus increíbles paisajes ha cautivado a innumerables artistas y escritores desde hace siglos. Por esta comarca pasaron Pedro Antonio de Alarcón, quien dejó escrito «La Alpujarra: sesenta leguas a caballo, precedidas de seis en diligencia», el primer libro de viajes escrito en castellano, pero también Federico García Lorca, Julio Caro Baroja, Virginia Wolf, el hispanista Gerald Brenan, Richard Ford o Antonio Gala. Han sido autores que se han visto cautivados por esta comarca, que tal vez sea una de las zonas que han servido de inspiración a un mayor número de libros de viajes. Además, pintores, poetas o músicos de gran renombre han buscado inspiración en esta tierra.
Para poder visitar la Alpujarra es necesario establecer una ruta turística que sirva para poder profundizar en los aspectos más importantes de esta impresionante comarca. Son pueblos en los que todo merece la pena ser contemplado. Cualquier pequeña aldea o cualquier rincón de la naturaleza constituyen por sí mismos motivo más que suficiente para emprender un viaje a esta comarca que durante mucho tiempo vivió casi aislada.
Las características climáticas de la Alpujarra están determinadas por su situación en el sureste peninsular, su disposición paralela a la costa y la existencia de grandes diferencias de cota en unas distancias relativamente cortas. Su situación genera una variedad climática que oscila desde el clima subtropical de la costa hasta la tundra alpina de las zonas más altas. Las máximas precipitaciones anuales se producen en otoño, con grandes contrastes entre las diferentes zonas de la comarca. Igualmente, se disfruta de una amplia gama de temperaturas.
La Alpujarra es una comarca rica en tradiciones y folclore. Dentro del calendario festivo alpujarreño se celebran las tradicionales Fiestas de Moros y Cristianos en un buen número de poblaciones. Son representaciones teatrales de calle en las que participa todo el pueblo y en las que se conmemora la victoria del cristianismo sobre el islam, con gran despliegue de pólvora y tambores.
En la Alpujarra el rico y variado folclore ha llegado hasta nosotros heredado de hispanoromanos, mozárabes, bereberes y repobladores. De ellos también se ha heredado un rico patrimonio artístico. Los viejos telares en los que se hilaron y tejieron la lana, el lino y la seda de la comarca son un ejemplo, pero también están los antiguos hornos y ruedas de alfarería que durante siglos produjeron numerosos ejemplares de cerámica popular, como cántaros, tinajas, botijos, pucheros, lebrillos y orzas. Y no sólo las labores artesanas se han conservado desde el pasado en la Alpujarra, sino también una rica gastronomía. El cruce de las tradiciones musulmanas y cristianas se ha hecho notar especialmente en el apartado culinario, creándose numerosos platos. El principal producto gastronómico de la comarca es el jamón -famosísimos son los jamones que se curan en Trevélez, a gran altura y con el aire serrano-, pero también destacan mucho los embutidos caseros y la repostería. Dada su localización, la cocina alpujarreña es bastante abundante en calorías, destacando el famoso plato alpujarreño compuesto de jamón, morcilla, longaniza, huevo y «papas a lo pobre» con pimientos fritos. También destaca la sopa alpujarreña cocinada con ajo y almendra, las migas camperas, los pucheros, el choto a la cortijera, las habas con jamón, el lomo de orza, la trucha alpujarreña o la perdiz en escabeche. También son famosos los vinos de la Contraviesa, como el de Albondón y el de Abuñol. Son caldos que no suelen comercializarse en grandes cantidades, pero son muy apreciados por cuantas personas tienen el placer de probarlos. En cuanto a la repostería, destacan los huesos de santo, los dulces moriscos, los soplillos, los buñuelos de chocolate, las yemas, los roscos o la miel.